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Departamento Jurídico de Lolabits.es
Dropbox, Google Drive, SkyDrive, iCloud, LolaBits, Ubuntu One, OpenDrive o Spider Oak son servicios que ofrecen la posibilidad de almacenar y compartir ficheros de los usuarios. El funcionamiento de estas plataformas se basa en el cloudcomputing, o computación en la nube. Hasta hace poco tiempo, sólo era posible guardar los archivos en los discos duros físicos de los ordenadores. Con la tecnología cloud, Internet se ha convertido en un almacén gigantesco, en el que se deposita información de millones de personas.
La ingente cantidad de contenidos personales que pululan en la Redhace necesaria la adaptación de todos estos servicios a las diferentes legislaciones nacionales,la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal (LOPD), en el caso de España.
La disparidad con la que los distintos estados europeos han abordado la regulación del cloudcomputing ha sido una de las causas del retraso de esta tecnología en el Viejo Continente, respecto a países como Estados Unidos. Sólo el 6 por ciento de los proveedores de computación en la nube son europeos, frente al 88 por ciento procedente de Norteamérica. Unas diferencias que también se hacen notar en los ingresos globales: 23 por ciento en Europa y 63 por ciento en Estados Unidos. 
Aunque se están adoptando medidas al respecto, lo cierto es que las normativas de los estados europeos han sido dispares, en aspectos relacionados con la seguridad de la información. Así, España, Francia o Alemania se han caracterizado por la severidad de sus normativas sobre el almacenamiento de datos en la nube. Por el contrario, Gran Bretaña o los países escandinavos han sido mucho más permisivos al respecto. Cada uno de estos estados debe cumplir el requisito legal de procesar los datos personales dentro de sus territorios, circunstancia que se convierte en obstáculo para una tecnología que no conoce fronteras.
La ley estadounidense sobre la materia (US PatriotAct) ha levantado suspicacias en Europa, porque la misma no garantiza que los datos almacenados en proveedores de hosting americanos no sean compartidos.
Por su parte, Europa comienza a ponerse las pilas para homogeneizar las regulaciones de sus países miembros. En septiembre de 2012, la Comisión Europea aprobó la Estrategia Europea de Cloud Computing que, entre otros aspectos, persigue clarificar las normas y estándares, para garantizar la interoperabilidad y la portabilidad y reversibilidad de los datos.
Parece, por tanto, que las normativas europeas sobre computación en la nube y discos duros virtuales serán más homogéneas en el futuro, sin perder la preocupación por la seguridad de los millones de datos que se almacenan enla Red. Será la mejor manera de competir con las empresas y las leyes americanas.
Independientemente de los países y sus legislaciones, el cloudcomputing ha iniciado un viaje sin retorno. Se estima que, en el período 2011-2015, el sector crecerá un 24 por ciento a nivel global. Por otro lado, la mitad de las grandes empresas españolas ya han implementado algunos servicios y el auge de esta tecnología no dejará de incrementarse en los próximos años. Razones de peso suficientes para hacer los oportunos ajustes legales de cara a un futuro, en el que información personal de millones de seres humanos se guardará “en las nubes”.
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